De ellos aprendimos que lo más importante para que un producto no pierda el sabor de siempre, es producirlo con las mismas materias primas que lo hacían ellos. Por eso nos hemos mantenido fieles a sus principios y seguimos utilizando la almendra, nueves, miel o aceites de nuestra comarca.
No somos ajenos a la mecanización que el paso del tiempo ha ido imponiéndose en nuestro sector, pero aún así, mantenemos las formas caseras y manuales de trabajar con aquellos productos que nos son más autóctonos.
Es el mejor homenaje que a diario podemos realizar a quienes con menos medios pero con mucha vocación y dedicación iniciaron en 1925 una trayectoria empresarial que cuatro generaciones después mantenemos con la misma ilusión, cariño y persistencia que ellos tuvieron en sus comienzos.
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